Examine Este Informe sobre Reflexiones espirituales con el Tarot de Jesús
La lección aquí es que la fe en Dios puede ser una fuente de conflicto en nuestras vidas, especialmente cuando enfrentamos a los que más queremos.
En intención, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el Salvador de todos, especialmente de los que creen.
En un contexto donde los discípulos se confrontarían a traición e odio incluso de familiares y amigos, Jesús les recalca la importancia de la obediencia y fidelidad a Dios.
Sin bloqueo, a veces, cuando solo un prodigio será suficiente, nuestros intensos deseos y fieles oraciones no producen el resultado anhelado. Tampoco la Seguridad tranquiliza constantemente nuestros temores y alivia nuestras cargas. En algunas situaciones nos sentimos abandonados.
Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su aprecio en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha cubo.
– Recapacitar que el sufrimiento no es en vano y dejarlo en dios en que Dios puede usar nuestros sufrimientos para su salvación y nuestro crecimiento espiritual.
Nos enseñó a perseverar en medio de las dificultades y a esperar en la voluntad del Padre aún en los momentos más oscuros. Su sufrimiento nos inspira a seguir Delante, recordando que podemos encontrar fortaleza en Dios incluso en los momentos de longevo desafío.
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No es que a la pasión de Jesús le falte poco, pero ha dejado un lado para que incorporemos a ella nuestros propios sufrimientos, haciéndolos valiosos y con sentido.
Se entiende que las penas en efectividad son diminutas y pasajeras en comparación con el Caudal de edén que nos aplazamiento. Encima, los manantiales de la Agudeza divina a favor de la Iglesia y del mundo brotan de la pasión de los que subren en unión de inclinación con Cristo. La necedad del sacrificio de la propia vida por mor de Dios hasta el frontera del crucifixión ha sido siempre considerada en la Iglesia como la acto evangelizadora más eficaz.
Es importante tener en mente que el odio y la hostilidad no son castigos de Dios, sino simplemente productos del pecado humano. El mundo no siempre estará de acuerdo con nosotros y nuestra fe, pero esto no significa que hemos hecho algo malo.
Somos testigos del simpatía y el sacrificio de Cristo en la cruz, y nuestra delegación es compartir este mensaje con todos aquellos que están buscando esperanza y redención.
En medio del sufrimiento y la persecución, Jesús nos instruye sobre cómo ser obedientes y leales a Dios. Él nos recuerda que debemos temer al Señor que tiene el poder sobre nuestra alma y nuestro cuerpo, en punto de temer a los seres humanos que pueden matar solo nuestro cuerpo.